Hay una foto en blanco y negro de Idea Vilariño en la que reposa de costado en un sofá, con la cabeza apoyada en el respaldo. De lado y colgada en la red, parece sostener a quien la retrata. Pero a pesar de su no verticalidad proyecta una enorme fuerza hacia delante, empuja con los ojos a quien la mira y lo tira al suelo. "Lo que mejor recuerdo de Montevideo es la mirada de Idea Vilariño", escribió Antonio Muñoz Molina después de que la poeta uruguaya muriera el pasado año, a los 89, después de celebrar en decenas de poemas el amor y la muerte.
Supe de ella poco antes de que muriera, a pesar de que caminó de la mano de Juan Carlos Onetti o Mario Benedetti, bajo el paragüas de la Generación del 45 uruguaya. La he mirado a los ojos en las fotos en blanco y negro que salpican la red. He leído su poesía, algún ensayo. Y me he caído de espaldas. Y tumbada he podido celebrar el amor y la muerte con idea.
YA NO SERÁ
Ya no será,
ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa, no te tendré de noche
no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si era de verdad lo que dijiste que era,
ni quién fuiste, ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos, esperarnos, estar.
Ya no soy más que yo para siempre y tú
Ya no serás para mí más que tú.
Ya no estás en un día futuro
no sabré dónde vives, con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No volveré a tocarte. No te veré morir.